jueves, septiembre 27, 2007

De Zeta, el Coronel IV.




De gallina se me pone entonces la piel cuando huele a pólvora sobre mis hombros. Chiquita la muerte viene a bailar al son y alrededor de la fogata en la Bola. Anda calando su hoz entre las sepas, las hierbas, y le vale madres el frío ese de las encías partidas y los labios rotos. Tierra, guarache pelón y uñas durasduras debe recoger la muy jija. Allá, entre los pelones, le sacan la vuelta. En cambio en la tropa hasta corridos le echamos. Anoche se me apareció mezcal en mano y por atrás me sacudió la polillita que dice que tira mi sombrero. Descansé las cananas y me eché un quien vive. Uno, dos, cuatro, seis, doce, dieciocho mezcales y la muy cabrona ni se tambaleaba. Desperté bajo los agaves con una frazada que hedía a pólvora, junto a mis pies, una mazorca, quesque pa’acordarme de su sonrisa. La pinche muertita me cae que quiere brincar en mi petate, pero no me dejo, ya tengo mis propias pulgas.

1 comentario:

Capitán Tomate dijo...

Jejeje muy bueno. Un saludo de este mujahidín del béisbol.