Bienvenido Otoño,
ya escupirás desde los árboles,
para que pise tu hojarasca
y llores y llores
y flores y me busques
abrazos con el viento.
Hueles al aire que respiro cuando lloro,
octubre de martes,
de mares y de pesadumbre.
Duraras hasta que me fuera (ojalá),
un día de estos,
en octubre
del mes de octubre.
jueves, septiembre 22, 2005
jueves, septiembre 15, 2005
DEAD CAN BUY
Entras. Conoces Tower Altavista a la perfección. Vas clavado, derecho por Cibo Matto ¿Dónde demonios estará un grupo de japonesas con un inglés hijo de Beatle? El pedo de ese tipo de tiendas es que los cd’s están etiquetados por género. Carajo, ¿quién decide qué genero toca Ute Lemper, Marvin Gaye, Cohen, Cave? Al pasar atrás del dark, ves un par de ojos que pertenecen a un cuerpo fino y delgado, alto, de chica non oscura. Te haces pendejo. Das la vuelta en "u" y notas que la chica está entre Cranes y Cocteau Twins. No se decide por cuál llevar. Conoces ese gesto de mirada que busca alguna señal que indique la preferencia por el disco: derecha, izquierda, no se decide, hace muecas. Tu estrategia-sueño a seguir se repite. Llegas junto a la mujer y te detienes ante ese álbum que te sabes de memoria y que ya compraste en esa misma tienda hace 5 años. Finges interés. Lees la lista de canciones, te la sabes ya. Esperas que ella note tu presencia - ¡cómo evitarla!- y tu elección. Y lo hace ¿Conoces de Dead Can Dance? Te pregunta como quien en catecismo hace su primera intervención. Sí, un poco -contestas como no creyendo que te dirigió la palabra-. Es que no sé cuál comprar. Pues mira, el Towards the within -dices en perfecto inglés- es el más famoso, llévalo. Ya escuché el Treasure -en imperfecto inglés- de Cocteau -en perfecto francés- y me mató. Es el más oscuro de ellos. Sí, porque el Milk y el Heaven son más claritos, pero ¿cuál me llevo de estos? Mmm ¿ya oíste Cranes, Lacrimosa, Bel Canto, Bauhaus, Siouxie? Me suena Siouxie, ¿a poco conoces a todos? Pues... sí, mira lleva este de Cranes y este de Dead… ¿son para ti? Sí, ya sé que me veo fresa. Oye, yo no etiqueto Jaja, ya sé, aunque tus tenis amarillos no dicen mucho de tu música. Es que yo sí oigo de todo, todo, todo -¡deja en paz mis tenis amarillos!-. Bueno, adiós, gracias, me llamo Teresa. Adiós Teresa.
Idiota cobarde idiota cobarde idiota cobarde idiota cobarde idiota cobarde idiota cobarde idiota cobarde… Disculpa busco Stereo Type A de Cibo Matto...
martes, septiembre 13, 2005
Tiresias DF
He intentado navegar miles de leguas a ciegas. Esta noche me cobija la materia y no hay luz que pinche estos ojos yermos. Tras haberme embriagado del vientre de una mujer, haciendo una faena al mejor de los dioses, me ha embestido y castrado el destino injusto y cruel. [La soledad acapara mis límites cuando ya está puesto que la oscuridad me cubra manto sempiterno]. Esta mañana, he despertado taumaturgo, hermafrodita y sin cansancio. Palas eterna me tiene guardada una larga vida muy interesante, ataviada de santeros y premoniciones. Mi navegación ha recobrado ruta, bitácora y brújula. Tengo el don de la ceguera, debo dar miles de destinos.
"Tiresias, solo, recorría la sagrada región teniendo la barba incipiente con sus perros; sintiendo una sed innombrable, llegó junto a la corriente de un manantial ¡Desdichado! Sin quererlo vio las cosas que no están permitidas. Encolerizada, Atenea igualmente le habló: "¿Qué divinidad te condujo a ti, que no llevarás más los ojos contigo, por un difícil sendero?" Ella dijo por un lado estas cosas, y por el otro la noche se apoderó de los ojos del joven. Feliz Tiresias, pues tú has visto sin ser destruido el cuerpo desnudo de Atenea (…) Vives habiendo perdido la luz de tus ojos; Atenea transportó el brillo de tus ojos a tu espíritu".
"Tiresias, solo, recorría la sagrada región teniendo la barba incipiente con sus perros; sintiendo una sed innombrable, llegó junto a la corriente de un manantial ¡Desdichado! Sin quererlo vio las cosas que no están permitidas. Encolerizada, Atenea igualmente le habló: "¿Qué divinidad te condujo a ti, que no llevarás más los ojos contigo, por un difícil sendero?" Ella dijo por un lado estas cosas, y por el otro la noche se apoderó de los ojos del joven. Feliz Tiresias, pues tú has visto sin ser destruido el cuerpo desnudo de Atenea (…) Vives habiendo perdido la luz de tus ojos; Atenea transportó el brillo de tus ojos a tu espíritu".
De Calímaco, Himno V
lunes, septiembre 12, 2005
Volar es balar, el Cosmonauta es el hombre nuevo
Habría que dejar de soñar con soñar,
habría que dejar de soñar con volar.
Habría de ser el nuevo sueño ahora andar tan alto,
tan alto como el cosmonauta.
Volar no resuelve nada:
"De colores pinto el cielo
para bailar debajo de cada farola que inventamos.
¿Te acuerdas cuando me decías que fuera al sur?
Donde quieras, ¿quieres?
Al sur a buscar la vida que no encuentro,
porque la encontré con vosotros.
A vuestro lado y al nuestro,
al lado del viento que se ha calma’o
cuando dejo de entender
porque entiendo que no hay malos ni buenos.
Sólo hay, sólo hay que pensar que todo pasa,
que si estamos locos es porque pensamos subir muy alto.
Alto como el cosmonauta.
No el alto que entenderéis como alto.
Alto como el cosmonauta,
cuando encuentro una vida que no tengo,
cuando suena una guitarra,
cuando el sol de la primavera se cae muy lento,
cuando sigo manchando las hojas con letras".
De El Cosmonauta. Elbicho.
habría que dejar de soñar con volar.
Habría de ser el nuevo sueño ahora andar tan alto,
tan alto como el cosmonauta.
Volar no resuelve nada:
"De colores pinto el cielo
para bailar debajo de cada farola que inventamos.
¿Te acuerdas cuando me decías que fuera al sur?
Donde quieras, ¿quieres?
Al sur a buscar la vida que no encuentro,
porque la encontré con vosotros.
A vuestro lado y al nuestro,
al lado del viento que se ha calma’o
cuando dejo de entender
porque entiendo que no hay malos ni buenos.
Sólo hay, sólo hay que pensar que todo pasa,
que si estamos locos es porque pensamos subir muy alto.
Alto como el cosmonauta.
No el alto que entenderéis como alto.
Alto como el cosmonauta,
cuando encuentro una vida que no tengo,
cuando suena una guitarra,
cuando el sol de la primavera se cae muy lento,
cuando sigo manchando las hojas con letras".
De El Cosmonauta. Elbicho.
martes, septiembre 06, 2005
Narcissistic Bathers (boceto de un personaje)
Oliver W. ¿Oscar W? no tuvo conciencia jamás de que la vida no era tan elegante, de que el carnaval había terminado. Oscar no fumaba pero usaba tirantes para mantener sus pantalones firmes. No se dio cuenta jamás, de que los errantes ya se iban de la ciudad cuando el decidió ponerse cera en el pelo y usar calcetines con rombos. La música, significo un tanque de oxigeno debajo del mar. ¿Se han visto reflejados/refrescados en un miserable charco? Es lo mismo que la música en tu habitacion, cerrar los ojos y sumergirse en el espejo de uno mismo. Oscar quería transformar el mundo peinándose cuidadosamente antes de salir de su casa, pero mientras el día transcurría iba desapareciendo la firmeza y tristemente la forma de su cabello: ahí estaban contenidas todas sus aspiraciones. Parecía no importarle el mundo, pues dividia sus minutos tratando de encontrar al diablo en los detalles. Una mancha en el borde del azulejo del baño. Una elegancia violenta capaz de doblar la tela sin arrugarla.
lunes, septiembre 05, 2005
El Abrevadero de los Dioses
He abrevado de la esperanza durante los últimos 18 años. No me pregunten qué es o qué espero, porque puedo contestar como el poeta de Chiapas y no se vale robar. Esperemos a ser el pez que nada en el Sumidero, el agua fresca tras andar de Pochutla a Puerto Ángel, el limón para el pastor y la sal para el limón. Lullaby de la Cura a las tres del tarde de un lunes septembrino en un corporativo de banco transnacional cerca del zócalo, ni luz ni diablo ni hora ni aire, sólo Smith gimiendo en tu oído, eso, eso, muchachos, es la esperanza en forma de pez, agua, limón, sal y canción. Mi abuelo solía ir a la cantina "El Abrevadero de los Dioses" a vivir, bailar, beber y esperar. Cayó borracho muchas veces y murió una vez, caray, él tenía la esperanza de morir varias veces.
domingo, septiembre 04, 2005
De Violeta, Jacaranda y el mexica
Hay un lugar de esos que la vida regala -y es que hay otros que la vida vende, renta, presta-. Este se presenta a diario cuando le abro mis ojos a las ocho y media de la noche. Es una calle de Barcelona. Entensa, con "c" francesa. Huele a motoneta y a chicos que van a toda pastilla. Sucede cada jueves en esta esquina de Pino y Miguel Ángel, Coyoacán, D. F. Ha llovido y en primavera la jacaranda perfuma horriblemente el gusto y pienso en Violeta, mi Catalana. Para desatorarme de esa sensación me pellizco y me lavo los dientes. A pesar de que el viaje al Viejo Mundo es instantáneo, me molesta tener que pensar en el pasado a diario. A los lugares regalados no se les ve colmillo. Violeta tiene un hija, Jacaranda. Este Huitzilopochtli del siglo XXI que soy desea hacer un favor al mundo. Voy a dinamitar la calle, para que nunca más se sepa que el olor de las flores es un fármaco de la memoria que debería prohibirse a los mayores de 30. Me lavo las manos y entonces tomo el avión a Barcelona para que en la esquina de Diagonal y la Innombrable ya erija un arbolito de hojas violáceas sin olor. No volveré a recordar. Jacaranda vendrá y me devolverá el amor por el mundo. Adeu, Quinto Sol, Cuatro Vientos, 3, 2, 1... baño mi canto con flores, espejo de jades de mil colores "Just tell my wife I love her very much, she knows”.
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