viernes, diciembre 30, 2005

Convidados de piedra IV (Una de Santiago)


Tengo miedo torero


COMO DESCORRER UNA GASA sobre el pasado, una cortina quemada flotando por la ventana abierta de aquella casa la primavera del '86. Un año marcado a fuego de neumáticos humeando en las calles de Santiago comprimido por el patrullaje. Un Santiago que venía despertando al caceroleo y los relámpagos del apagón; por la cadena suelta al aire, a los cables, al chispazo eléctrico. Entonces la oscuridad completa, las luces de un camión blindado, el párate ahí mierda, los disparos y las carreras de terror, como castañuelas de metal que trizaban las noches de fieltro. Esas noches fúnebres, engalanadas de gritos, del incansable "Y va a caer", y de tantos, tantos comunicados de último minuto, susurrados por el eco radial del "Diario de Cooperativa".

Entonces la casita flacuchenta, era la esquina de tres pisos con una sola escalera vertebral que conducía al altillo. Desde ahí se podía ver la ciudad penumbra coronada por el velo turbio de la pólvora. Era un palomar, apenas una barandilla para tender sábanas, manteles y calzoncillos que enarbolaban las manos marimbas de la Loca del Frente. En sus mañanas de ventanas abiertas, cupleteaba el "Tengo miedo torero, tengo miedo que en la tarde tu risa flote". Todo el barrio sabía que el nuevo vecino era así, una novia de la cuadra demasiado encantada con esa ruinosa construcción. Un maripozuelo de cejas fruncidas que llegó preguntando si se arrendaba ese escombro terremoteado de la esquina. Esa bambalina sujeta únicamente por el arribismo urbano de tiempos mejores. Tantos años cerrada, tan llena de ratones, ánimas y murciélagos que la loca desalojó implacable, plumero en mano, escoba en mano rajando las telarañas con su energía de marica falsete entonando a Lucho Gatica, tosiendo el "Bésame mucho" en las nubes de polvo y cachureos que arrumbaba en la cuneta.
Pedro Lemebel

jueves, diciembre 22, 2005

El invierno viene y con él las andadas en el frijol, la frotadita de manos y el soplido exquisito desde las mejillas.

Único canto
el que llevo recorrido
punzando en la piel,
curtida y cortada carísima,
la canción es fría y bandida.

Maligno el sabor
de los huesitos
sitiados por estas muchas carnes
que han de aplastar
a la mosquita viva
que tienes entre las piernas.

¿Quién podrá con el paso
del viento amarillo y gris
de este invierno infante?

Maldecir y tiritar
en esta, la noche más larga del año.

miércoles, diciembre 21, 2005

Carta desde Francia

Me pareció espectacular…

vestida de blanco, me recibió,

y yo, que no tenía idea alguna de su verdadera belleza,

me entregué del todo, enmudecido por sus labios,

que besaban mis pies, a cada paso que daba para conocerla.

A mi me pareció espectacular…

por más que me la habían narrado,

por más fotos que le conocía,

ninguna se le acercaba al misterio de sussusurros,

ni de sus narcisismo heredado

de príncipes, reyes y amantes.

A mí, y sólo a mí, me pareció espectacular

que un 28 de noviembre del 2005 Paris se vistiera de blanco,

para recibirme, novia hermosa, con sus calles abiertas,

sus niños jugando, su museo de Louvre blanqueado de nieve,

su Notre Dame revuelta, con corona de espinas y clavos de crucifijo.


Y que yo caminara, imaginándote a mi lado,

mujer de mis amores, de mi mano te acariciaba,

por las calles de nuestra ciudad,

tú besábasme como si fuera la última vez que me vieras.

…a mí, sólo a mí y existencialmente a mí, Paris me pareció espectacular

viernes, diciembre 09, 2005

Big Bang (Maximas de "El sombrero")

Maldito cine, es como la ciencia: poner sobre un laberinto ratones con los ojos vidriosos y mantener un registro de cómo se les revienta el estomago, mientras se golpean la cabeza con la pared.

Los buenos actores son unos suicidas, se olvidan de si mismos, borrachos y medio dormidos, se ignoran, se miran al espejo y coquetean con la muerte; los actores mediocres, son unos maricones, jugando a olvidarse de si mismos, corren en busca de la nada y miran a la camara como al espejo de su casa. En cambio no hay actrices mediocres, si uno observa con cuidado, no hay nada de eso, al menos en blanco y negro. Hay actrices feas pero no mediocres. Hay actrices gritonas pero no mediocres. Hay actrices distraidas pero no mediocres.

El sombrero, después de ver “Flor Silvestre”.

martes, diciembre 06, 2005

Tres de tres

Balsa
De nuevo vengo, de noche nueva
a enterrar los puños,
las encías, el pecho
en tus mares
mares de sangre
que eres espina de mi silencios.

Escurro
Quisiera creer en la paz
que me ha dejado este abandono
(¿por dónde me saco este abandono de horas,
en dónde carajos me seco la pena?)
para sonreírte sin titubeos.

Indago
Separado, mujer, de tu vientre
no hallo el tinto adecuado
para celebrar mi nuevo llanto,
llanto espeso,
de gravedad cero.

Uno de uno mismo

Que así sea
Seas el molino de trigo
mi María de Betania
y yo el que pasa predicando
hambriento de amores de amigas,
flores santas de besos comprados.
Seas la hierba insalubre
del mendigo del pueblo
y la escoba que a los perros persigue.

Dos de dos ojos

Poseidona
Dame la vida
mujer de agua
refresca esta pena
mujer de trato amargo,
rasga y revienta mis malestares,
que esta noche la noche venga
a curar el olvido tejido
en mi trinche converso
que ya te reza de años.

Eva Ubica
¿Dónde has de posar mujer
tus labios paganos si no en mi costado herido?
Esta noche la noche mece sus nubes
y cae su cielo enjuto
de rodillas y de pena,
¿Dónde has de plañir y alborotar
las hojas de mis poemas si no en tu vientre?
Ven de voz y labios hasta rezar mi nombre,
infierno de besos, versos huérfanos y castrados,
del poeta malquerido en que por lunas me convierto
¿Dónde hemos de sembrar el olvido si no en los sermones?
Trepa el monte gitana
y amarga la desventura que me sigue maldito
bajo la virginal cuesta del abandono