Eres la luz, el sueño y nunca mi tormento;
cúrame de todo malsueño,
arrástrame al buen destino,
anda, ven,
quítame el ojo izquierdo.
cúrame de todo malsueño,
arrástrame al buen destino,
anda, ven,
quítame el ojo izquierdo.
Me tapo el ojo izquierdo,
porque ver el miedo dos veces
me arroja al destierro;
es mi fuego, es mi infierno,
no creo en esa luz que se cae del cielo.
Un amar, dos mares,
todos los días te quiero.
Veo el azul,
profunda de calma tu fortuna,
azul que me hace,
color que me quita,
paz, paz bendita la tuya en mi orilla.
Vivo tu rumor de horas
en este huerto de insomnios.
Abre,
abre tu canal,
surco de mitos,
alma de soles,
aliméntame del musgo
[y la fauna flota entera en percusiones].
De la mano Zulma llora
una a todas tu solitaria pena,
anega las cuencas vacías,
bajo, todo vive bajo tu manto,
te llevo, te trato
y llena de velas nuestra vida.
Posa en la mesa
mártir de suerte consumido,
la ira que ya no hierve.
Arrojo, el destino es arrojo,
muerde su rostro
y dibuja las comisuras.
ya en el fondo, sentados ante la mesa de té, la mímica consume el humor debajo de sus ropas…
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