martes, agosto 16, 2005

LOS CONVIDADOS DE PIEDRA.

"Imitación de Verlaine

La noche infinitamente silenciosa de México DF
abre la boca y un muchacho de 18 años se inclina otra vez
frente a sus calles, observando, sin parpadear, los collares
y los asesinatos, los periódicos viejos
y los accidentes automovilísticos, que similares a un público
rodean el salón del vals, sus fronteras ambiguas, donde él,
vestido con pantalón vaquero y camisa blanca,
saluda de nuevo a una muchacha de ojos brillantes.

Y las copas tristes van de mano en mano por la larga mesa
de las conversaciones nostálgicas de los desempleados:
noches pasadas en un Vips o en un chino, observando
las transparentes velas que los ángeles apagan (a través
de ese murmullo él siente el contorno de voces muy remotas)
cuando las palabras indicadas para saludarse
eran escogidas entre los muchos letreros luminosos.
Cierta elegancia en los gestos de los sonámbulos,
o en su blanca, silenciosa y veloz manera de amar,
que el muchacho quiere estudiar antes de morir.
Roberto Bolaño"

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