lunes, noviembre 14, 2005

Boceto de "Aeropuerto Norte"

"El sombrero" ama la ciencia. Le produce una especie de escalofrío esa vieja discusión entre la ciencia y la religión. El tiene sus propios demonios y sus propios santos. Demostrar a través de métodos científicos la existencia de Dios es su deseo: "[A Dios] le gusta la materia. Él la inventó.", recita en voz baja una cita de C.S. Lewis. Un autor que conoció en una librería de aeropuerto.

El origen, el principio, el lugar de donde venimos "¿Principio es cuando mire por primera vez las caderas juguetonas de Estrellita Marinera? ¿No es ella el equilibrio perfecto entre divinidad y ciencia? ¿No es un objeto comprobable por medio de métodos científicos? ¿Tocarla, desnudarla, despegar el vestido de su piel, unido por el sudor, penetrar sus poros, no es metodología científica? ¿No es ella una Diosa que cabalga el norte sin secarse una gota de sudor? (No hay que mirar abajo mientras uno cabalga)". "El sombrero" se considera un creacionista, pero también un asesino. Sin embargo ¿observar, formular hipótesis, comprobar y concluir es trabajo de un asesino o de un científico?

Su apodo ( "El sombrero") es elegancia total, pues esconde sus ojos bajo la solapa de su sombrero y deja ver su bigote religiosamente delineado. Sobre sus manos sostiene lo que el considera una ventaja comparativa sobre los demás, un libro de 50 hojas que contiene las respuestas resumidas a las preguntas más grandes de la ciencia. Cierto, extraña su pistola, sin embargo observar los aviones despegar y aterrizar, mientras mira de reojo su libro de ciencia, es una forma de evadir el temblor en su mano derecha. ¿Dios llevaba una pistola el día de la creación? ¿A veces baja y elimina lo que parece muerto, lo que no se aprovecha, lo que lastima y estorba? Dios es sangre y la sangre huele a nervio de muela bañado en caramelo.

Tiene una misión que guarda detrás de un ticket de compra. Dejó el río Humaya por un poco de placer y libertad. La humedad lo enloquece. Durante el ofrecimiento, pensó que el tiempo muerto de los hoteles y los aeropuertos, la observación y el silencio, los aprovecharía en la lectura científica. No entiende de aeropuertos, hay mucho silencio, el aire esta apretado, huele a helio, las partículas chocan fácilmente entre ellas, hay pocos espacios en blanco, y en medio, objetos muertos que estorban. "¿Podría matarlos por ti Dios? Es cuestión de representar un papel, cerrar los ojos, aguantar la respiración y big bang.

1 comentario:

Víctor Rivas dijo...

Qué bien Hal, me gustan el aeropuerto y Dios.