lunes, noviembre 07, 2005

Condición itinerante: Viaje DF-Marrakech-Tonalá y de vuelta por Tamarindos hasta el Valle del Chilango caído.

Strada vil.

Siempre he salido de cacería
en las noches,
negras de Ramadán,
de Miércoles de Ceniza,
de ayer y siempre.

Mi cacería en este noviembre de muertos
sólo me conduce al cadalso.

Desierto.

Cae la nocturna puta
en brazos de mi anochecer.
Arena derrumbada en el aguaclara,
sol de islas de aturdidos atardeceres,
a solas con el sol en Ksar El Kebir, (camino a la Melilla).

Tras husmear itinerante,
lleno de intenciones zahoríes,
navegué sobre la serpiente de arena.
The sugar cubes will never melt.
Que termine el ayuno, no, que no termine.

Maguey.

Esta noche la noche
es caza y cuenta,
escupe mi escape al mar.

Broto al borde
y a caballo la vida se cabalga mejor.
No hay bruja ni res que me detenga,
es la espuma del espasmo que deja
la caída desde el animal.

Es tarde de mujer de pulque
y distancia aguardiente.
Nadie me acompaña.

Nadie me reza más,
la marcha de los muertitos.

Cittá

Parado.
Arar.
Detener.
Temer y entre temer lo tenido
Te mudo, te mido.
Tus piernas, mi nido.

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